Al Qaeda se financia con el tráfico de cocaína comprada en España

• La droga se revende en Argelia donde su valor se multiplica y permite costear la ofensiva extremista

• Células paquistanís consiguen en Catalunya dinero de tarjetas de crédito robadas en Gran Bretaña

Al Qaeda pretende reproducir en el Magreb su ofensiva terrorista en Irak. Y llevar a cabo una campaña de tal envergadura requiere dinero. Según fuentes españolas de la lucha antiterrorista, para conseguir esos recursos económicos, la organización Al Qaeda en el Magreb Islámico se ha lanzado al tráfico de cocaína y de drogas de diseño entre España y Argelia, un negocio que proporciona cuantiosos beneficios que le permiten financiar la campaña de terror que ha lanzado desde principios de año en el norte de África.
Fuentes de las fuerzas de seguridad explican que han constatado que radicales argelinos están comprando en España, sobre todo en la Comunidad Valenciana y Murcia, partidas de cocaína --procedentes de Latinoamérica-- y de pastillas de diseño --fabricadas en Holanda y otros puntos de Europa--. Esas drogas luego son trasladadas y revendidas en Argelia, donde el precio de la cocaína y de las drogas sintéticas es, por su escasez, unas 10 veces más caro que en la Unión Europea.

COPIA A LOS TALIBANES
Este método de financiación es una copia del empleado por los talibanes en Afganistán, que se financian con el tráfico de heroína, que extraen de sus plantaciones de opio. Además, supone un paso adelante en la estrategia de búsqueda de recursos de los radicales magrebís que durante años se han financiado en España mediante el tráfico de hachís. No es que el tráfico de cocaína les haya llevado a abandonar el de cannabis, sino que la nebulosa de Al Qaeda ha diversificado mucho sus métodos con los que conseguir dinero para financiar la yihad o guerra santa.
El tráfico con cocaína y pastillas es un eslabón más en una enrevesada cadena de acciones dedicadas a la financiación que traspasa fronteras. Una compleja trama que empieza a salir a la luz a raíz de investigaciones realizadas conjuntamente por las policías española, italiana, suiza y francesa, que han descubierto cómo robos y tráfico de drogas en España, atracos en Suiza y fraude fiscal en Italia generan una importante cantidad de fondos que luego sirven para financiar ataques armados y entrenamiento terrorista.
Sin embargo, la policía ha detectado que cada nacionalidad de extremistas tiene sus propias maneras de conseguir recursos. "Cada colectivo funciona de manera distinta", explica un mando policial. Así, los marroquís, además de seguir con el tráfico de hachís, se han especializado en el robo y posterior reventa de todo tipo de material informático o de nuevas tecnologías como GPS, teléfonos móviles de última generación y agendas portátiles. El material la mayoría de las veces es revendido luego en Marruecos o en España.

EL 'PERITO' MANDA
"Los que roban entregan el material a un perito que es el encargado de revenderlo y que pertenece a la red radical. A veces los ladrones saben o sospechan que el perito es islamista, pero no siempre", explica un mando policial que destaca que en muchas ocasiones son los propios peritos los que indican a los ladrones qué material deben robar. "A veces esos equipos tecnológicos son enviados a sus comandos en Argelia o Marruecos, que utilizan ese material", explica un mando policial. De hecho, la policía italiana grabó un diálogo entre radicales dedicados a la financiación en que uno decía: "Necesitamos dinero y, sobre todo, ordenadores".
Caso a parte son los radicales paquistanís establecidos en España y que mantienen relaciones muy estrechas con las células radicales en Gran Bretaña. "Una de sus principales fuentes de financiación consiste en robar tarjetas de crédito en Gran Bretaña, clonarlas y enviar las copias a España", cuenta este mando.
Una vez aquí, el proceso es simple. "Estas células --relata el responsable policial-- disponen de una estructura de comercios con cuyos dueños están compinchados. Les dicen que hagan un cargo a la tarjeta de entre varios cientos a varios miles de euros. El dueño del local les entrega ese dinero y, a cambio, se queda con el 10%".
Muchos de esos comercios están regentados por paquistanís, aunque no todos. "Algunos de los cargos más importantes los hacen en clubs de alterne", explica el responsable policial, que destaca que este tipo de financiación se produce sobre todo en Catalunya.
Además, las fuerzas de seguridad aseguran que los radicales paquistanís obtienen mucho dinero extorsionando a sus compatriotas asentados en España. "La mayoría de las veces se trata de obligarles a pagar el impuesto revolucionario aunque en ocasiones se llevan a cabo secuestros express que finalizan cuando la familia paga el rescate en Pakistán", cuenta este responsable, que precisa: "Saben que si denuncian el secuestro a la policía, su familia corre peligro así que prefieren pagar y callar".
Además, los posteriores envíos y gestión de ese dinero son cada vez más diversos. "Nunca hacen transferencias bancarias. Aquí los únicos que pagamos comisiones somos la gente normal", bromea el responsable policial. Las células paquistanís suelen mandar el dinero a Gran Bretaña o a Pakistán. Los envíos a territorio británico se realizan empleando a correos humanos que viajan al Reino Unido en en avión y con varios miles de euros encima. Para mandar el dinero a Pakistán, suele utilizarse el sistema de la hawala, un método tradicional de transferencia de dinero muy empleado por los inmigrantes que no deja rastros escritos, que es más barato que los envíos de dinero tradicionales y que se basa en la confianza.
La policía ha detectado que las células paquistanís han comenzado a invertir ese dinero en bolsa. "Emplean agencias internacionales que les permiten comprar en un país y recuperar el dinero en otro", señala otro mando policial, que destaca: "No son tontos y si invierten es para incrementar el capital".
Las células argelinas y marroquís suelen emplear el método de los correos humanos, tal y como constató la policía italiana cuando descubrió que una compañía de buses que conectaba Francia e Italia con Argelia transportaba al menos dos veces a la semana a tres individuos cada uno de los cuales llevaba una media de 1.500 euros.