miércoles, 21 de noviembre de 2007

El comercio oscuro

En beneficio de la paz y de las democracias el mundo intenta fomentar un mayor intercambio comercial. Pero como el encono entre países y regiones es tan grande entonces hay guerras, no hay paz y las democracias tambalean peligrosamente. Pero no todos pierden. Esto favorece al crimen organizado, cada año más creciente por el gran dinero que mueve. Un incalculable caudal de millones y millones de dólares porque los números que se conocen apenas son la cresta de la realidad, algo así como una décima parte. Se conoció el mes pasado el informe "Proyecto Milenio" de la Fundación Mundial de Asociaciones de las Naciones Unidas (Wfuna) sobre el crimen organizado en el mundo, elaborado con el apoyo de medio millar de técnicos de distintas latitudes, de las organizaciones de las Naciones Unidas, de Interpol, del Banco Mundial y del organismo civil HavoeCope.com. La esencia del informe señala que el crimen organizado debilita las democracias y el comercio hasta tapar la industria local y provocar una desigual distribución de la riqueza. Estima también que no debe demorarse mucho más la declaración de este fenómeno como una amenaza mundial. Los números como siempre son más elocuentes para comprender la envergadura de esta actividad deleznable: según la Wfuna, el crimen organizado manejó en el 2006 dos billones de dólares, y la mitad se destinó para sobornos de funcionarios: el 30% para los de países en desarrollo y el 70% para lo de los desarrollados. Y es así, por cuanto si no se lubrica el funcionamiento con dinero nada se moverá. Pero no sólo los funcionarios públicos son sobornados, sino los propios Estados en sus máximas conducciones. Tan sólo después del soborno, los civiles empiezan a negociar, y con facilidad, por supuesto, al punto tal que un pedido se puede satisfacer con un envío a las 48 horas y desde cualquier parte del mundo.
Veamos algunas cifras detalladas del crimen organizado. La piratería, el lavado de dinero y la falsificación junto con el contrabando están en primer lugar con 520.000 millones al año, claro está, con una variedad de productos indefinida, como música, zapatillas deportivas, carteras para mujeres, libros sin copyright, perfumes y algunas armas deportivas. En segundo términoestán las drogas, con una cifra curiosamente enflaquecida, 320.000 millones. Siempre se estimó que el narcotráfico movía exactamente el doble, por encima de los 600.000 millones, pero, aún así, en la grilla del informe de Wfuna, aparece como el negocio más importante de una sola mercadería: estupefacientes. Es probable que se haya separado lo que rinde el narcotráfico propiamente dicho (producción, venta, consumo) de los beneficios que se obtienen del lavado de dinero (la compra de bienes, inversiones, negocios diversos, consistentes en comprar barato todo lo caro y venderlo por lo menos a precio de mercado). Luego aparece el tráfico de personas -también en constante aumento- con 44.000 millones; las mercaderías comerciales circunstanciales con 37.000 y, por último, las armas, con 10.000 millones. En torno de este último rubro, también se advierte una disminución de la evaluación, pues, según informes de otros organismos y de lo que se sabe de boca en boca, bien podría tener un cero más, 100.000 millones, lo que, como hemos informado en más de una oportunidad en esta página, como negocio se encolumna detrás de las drogas.
¿Y éstos números cómo se entienden, con qué son comparables para tener una idea más exacta? El crimen organizado -que debería incluirse en las evaluaciones del comercio mundial aunque sea ilegal- tiene en danza dos billones de dólares que equivalen a todo el Producto Bruto Interno -PBI- de América del Sur y a dos veces el total del presupuesto internacional militar mundial. Y es "organizado" porque conforme una comunidad internacional, y por ser así un asunto global, se lo debe enfrentar globalmente. Todos reniegan a viva voz, pero íntimamente son parte del juego, como que Sudáfrica tiene la mafia infiltrándosela, mientas los chinos están metiéndose en Rusia. Todo se sabe. Nada se ignora. Y muy poco es lo que se lucha contra lo que nos destruirá como naciones productivas en muy poco tiempo, sean emergentes o superdesarrolladas.

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