jueves, 22 de noviembre de 2007

¿Recuerdan la guerra contra las drogas?

Nueva York— Es bueno ver a México y a Estados Unidos trabajando en conjunto para combatir a los cárteles de drogas que cada año entregan cientos de toneladas de narcóticos a consumidores norteamericanos, proceso en el que pierden la vida más de 2 mil mexicanos al año. Aun así, la proposición de un paquete de ayuda contra las drogas ilegales de mil 400 millones de dólares del gobierno de Bush, está muy lejos de cumplir con lo que se necesita para enfrentar el problema.

Si Washington está tomando en serio la detención del flujo de cocaína, heroína y otras drogas hacia el norte, primero debe dar inicio a una agresiva campaña para detener el flujo de dinero con dirección al sur, además de las potentes armas de fuego que financian y fortalecen a los cárteles. También debe ponerse un especial empeño en intentar que los norteamericanos pongan un freno al uso de drogas ilícitas.

El financiamiento federal para programas de prevención y tratamiento contra las drogas se ha visto reducido de manera constante desde 2005. No obstante, conforme siga existiendo la demanda, los narcóticos siempre encontrarán la manera de llegar, ya sea a través de México o de cualquier otra forma.

En estos días se habla poco sobre la guerra contra las drogas, pero la actividad de los narcotraficantes avanza a un ritmo muy distinto. El Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas calcula que la cocaína de Los Andes que llega a México para ser trasladada hacia el norte pasó de 220 toneladas en 2000 a 380 en 2006.

La producción de heroína mexicana para el mercado estadounidense pasó de 9 a 19 toneladas en el mismo periodo de tiempo. En México, la derrota se mide con los decesos: más de 2 mil en 2006 y mil 100 en los primeros seis meses de este año, incluyendo a narcotraficantes, oficiales de policía, periodistas y transeúntes.

Por primera vez, México está pidiendo ayuda de manera formal a Estados Unidos, y en Washington están ansiosos por responder. Aun así, el paquete de ayuda propuesto –el cual inicia con 500 millones de dólares para ayudar a entrenar y a equipar a autoridades mexicanas, mismos que fueron integrados a una iniciativa con respecto a la guerra en Irak– es completamente inadecuado comparándolo con las cantidades de que disponen los narcotraficantes.

De acuerdo con el Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas, en 2005 ingresaron a México de manera ilegal entre 8 y 23 mil millones de dólares del narcotráfico.

Los cárteles han utilizado cantidades enormes como ésas para sobornar a las autoridades mexicanas como nunca antes se había visto. El armamento de los narcotraficantes –parecido a lo que los soldados norteamericanos enfrentan en Afganistán e Irak– también eclipsa al arsenal de las fuerzas policiales de México. Funcionarios mexicanos calculan que el 90 por ciento de las armas que confiscan proceden de Estados Unidos mediante el contrabando.

La buena noticia es que México y Estados Unidos finalmente reconocen que se encuentran del mismo lado en esta batalla. Se trata de una enorme mejora a comparación del eterno señalamiento que Washington solía hacer hacia los demás. La determinación de México de enfrentar el problema en lugar de descartarlo por considerar que no tiene solución también es bienvenida. Pero apenas es el principio.

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