miércoles, 21 de noviembre de 2007

Hachís, la droga fácil

¿Hay permisividad respecto al tráfico de hachís? Nuestros reporteros han entrado en locales donde se vende con total descaro. Como en una tienda, así se despacha hachís en algunos bares de España. Una práctica cada vez más frecuente. En éste, el presunto traficante no tiene reparos en sacar de la barra una tableta de droga de casi medio kilo, calentarla para que se reblandezca y así cortarla mejor para repartir las dosis. Emitido por Informativos Telecinco

La venta es continua en estos locales de hecho en algunos de ellos hemos comprobado que se han cerrado por orden judicial y han vuelto a abrirse para ejercer la misma actividad. Uno de cada tres adolescente consume hachís Juan empezó a los 14 años, una década después sufre sus efectos: intentos de suicidio, falta de memoria y otros muchos.

Como el mismo señala: “sufro ansiedad que es quedarte en tu habitación 2 meses y no salir. Padecer brotes psicóticos creyendo que te persigue alguien”. Visitamos varios bares sospechosos de vender droga. En otro local el supuesto vendedor espera en una de las mesas a los clientes. Después entra al servicio y sale con las dosis de hachís. Las más demandadas son las de 10 euros.

Como se ve en las grabaciones el presunto traficante parece contar con la aprobación del que regenta el bar porque entra las veces que quiere detrás de la barra. Este último bar lo encontramos a 250 metros de un colegio, a una manzana de la casa consistorial y en la misma calle que un cuartel de la Guardia Civil.

Según los expertos a la materia el mayor problema para atajar el consumo de hachís es la poca sensación de gravedad que tienen los jóvenes. Como dice Antonio Padrino, un psicólogo de Getafe: “Se cree que porque está muy generalizado, porque incluso algunos señalan que se utiliza como medio para luchar contra los dolores del cáncer el hachís es una droga buena”.

Esto, más su fácil acceso y la presión del grupo empujaron a Sandra a consumir : “siempre era la rara y me sentía fuera de lugar todo el mundo lo hacía. Me sentía como una drogadicta. Acabó fumando 30 porros diarios. Lo ha dejado. Y es que pese a ser la droga ilegal más consumida su demanda va decreciendo.

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